A Joe le gusta mirar el mundo desde arriba. Desde la cima de sus 2.200 millones de dólares. Desde su jet privado, ese que lo trae del calorcito de su residencia de Layford Cays en la isla de Bahamas donde pasa la mayor parte del tiempo, al frío patagónico, allá, cerca de El Bolsón, a no más de 30 kilómetros de esa bella comarca andina, donde vive cuatro meses al año; un paraíso que lo cautivó en 1992 cuando un amigo australiano lo invitó a recorrer sus campos. Cuatro años después, el magnate Joe, sexta fortuna privada británica, se daba un gustito: por sólo ocho millones de dólares de su caja chica sumaba a su emporio unas 12 mil hectáreas de rico suelo rionegrino. Aire puro. Aguas cristalinas. Excelente vista. Buen precio. Una postal bucólica de un país generoso.
Joseph “Joe” Lewis vuela y espera. Espera ese día que su jet de 12 plazas lo deje directo, sin escalas ni curiosos, a unos pocos minutos de su finca en Lago Escondido. Pero le falta algo aún para poder lograrlo. Le falta un aeródromo cerca de su Hidden Lake soñado. Lo que no le falta es algún amigo que intente ayudarlo a cumplir con su anhelo.
Oscar Romera es intendente de El Bolsón. Él casi nunca mira al mundo desde arriba. Lo hace a ras del suelo, mira bajito Romera, por la ventana de su despacho municipal, el mismo donde estuvo a nada de trompear al notero/conductor de CQC, Gonzalo Rodríguez, cuando lo entrevistó –o al menos lo intentó– sobre su intención de mudar el aeródromo de El Bolsón, casualmente, unos kilómetros más cerca de Lago Escondido. Romera provocó un escándalo que debería costarle su cargo y un pico de rating. CQC, gracias al inefable Romera, tuvo un pico de audiencia de 28.2. Gonzalito y el intendente desbocado lograron lo que Mario Pergolini nunca pudo, que Caiga Quien Caiga venciera por amplio margen a Marcelo Tinelli y su ShowMatch.
Está nervioso el intendente. Es que Lewis, “un campeón” según Romera, nunca lo defrauda. Y ahora, tanto ruido, tanto patotero suelto por la comarca andina, hicieron que la pregunta surgiera inevitable: ¿quién está detrás del escándalo? ¿Quién estuvo desde hace años interesado en que se construyera un aeropuerto en la misma zona de El Foyel donde Romera intenta mudar el aeródromo? Casualmente, Lewis. El magnate que gusta de mirar el mundo desde arriba, desde la lista de los más ricos del planeta de la revista Forbes que lo ubica en el puesto 369; gusta, Joe, de mirar sus miles de hectáreas –con lago milenario de 60.000 metros cuadrados y un bosque virgen de alerces de 4.000 años incluidos– desde un Bell 222. Un espectáculo natural imponente que invita a disfrutar a un viejo conocido fiel, que sube cada tanto al helicóptero para pasear, para sentir el vértigo del poder real; y el intendente Romera va. Gracias, Joe. Es que Romera es un tipo agradecido. A veces, por demás. Este militante radical de 59 años, que va por su segundo matrimonio y su tercer mandato al frente de la intendencia –asumió en 2003 tras ganarle a José Luis Núñez, delfín del entonces gobernador Pablo Verani–, dejó demostrada su lealtad al amigo Joe cuando en marzo último se paró junto a otros laderos en la entrada de la estancia Hidden Lake para echar a una veintena de manifestantes que marchaban contra la extranjerización de la tierra. Hubo golpes. Fue una movilización por “el libre acceso a las costas”, por el libre acceso al lago, de la que participaron militantes de la Central de Trabajadores Argentinos de Neuquén, del Grupo Moreno, del Proyecto Sur, de la Asamblea Comarcal contra el Saqueo de la Comarca Andina y de Programas de LRA 30 Radio Nacional Bariloche, entre otros. El periodista Santiago Rey fue uno de los testigos de lo que define como una “situación muy violenta”. Su colega Leonardo Jalil, de Radio Nacional Bariloche, también estuvo ahí: “Apenas llegamos comenzaron a agredirnos verbalmente, y después apareció gente con palos, de condición social muy humilde. Estaba todo preparado. El intendente Romera daba las órdenes. Era, junto al administrador de la estancia, el capo de la fuerza de choque que habían preparado”.
Los defensores del magnate se habían instalado en el lugar un par de horas con banderas por demás elocuentes: “Fuera organizaciones que mienten y discriminan”; “No a la discriminación. No a la xenofobia”; “Gracias Lago Escondido por la solidaridad”, y la inolvidable “Gracias Joe”. Las mismas organizaciones convocantes ya habían realizado durante 2008 una movilización similar en la puerta de la Estancia La Primavera, propiedad de Ted Turner, otro magnate que se adueña de una porción de la Patagonia.
Lago Escondido “donó” a la provincia de Río Negro “un cinco por ciento de la propiedad” para la construcción de un camino que le permitiera acceder a los vecinos al lago. En verdad, es un sendero de montaña extremadamente peligroso, sobre el cual el gobierno provincial nunca hizo una mejora, dejándolo prácticamente inestable. El camino principal es privado y custodiado por la empresa Hidden Lake. Sólo se accede con permiso o concertando visitas guiadas que se realizan dos veces por semana.
Una polémica que tiene su historia.
Hasta 1904, las tierras fueron habitadas por aborígenes y luego ocupadas por la familia Montero que se convirtió en propietaria por la Ley de Tierras Fiscales. Muchos años después llegó Lewis, pagó y se quedó con esas hectáreas al pie de la Cordillera de los Andes. Joe construyó una majestuosa mansión de 2.500 metros cuadrados que cuenta con decenas de parcelas parquizadas, hipódromo, cancha de tenis, fútbol y básquet, establo para cien caballos, más de ochenta empelados que viven en cabañas junto a sus familias, gimnasio, conexiones satelitales, turbinas de energía en saltos de agua, vehículos de todo tipo y hasta una casa de muñecas. Romera puede dar fe: la visitó varias veces. El lujo avanzó sobre esas tierras, pero escondieron aún más el Lago Escondido para los pobladores de El Bolsón que no pueden entrar ni salir sin previa autorización de los encargados de seguridad de la empresa.Baqueano. Lewis no está sólo. Desde su arribo al Sur contó con la compañía y el asesoramiento de la familia de Federico Van Ditmar, un operador inmobiliario patagónico que supo seducir a extranjeros cargados de billetes con ganas de comprar una porción de edén. Él le vendió Lago Escondido a Lewis y ubicó a su hijo Nicolás como mano derecha del multimillonario. Y los registros de la Inspección General de Justicia lo confirman: en ellos Nicolás Van Ditmar figura como presidente de Hidden Lake. Van Ditmar es un baqueano influyente, nexo con el poder político local y con las comunidades donde Lewis se ganó la simpatía de algunos vecinos.
La casa del joven Van Ditmar, 43 años, casado, está enfrente de la de su jefe. Es igual de lujosa aunque más chica. El emprendedor Nicolás Van Ditmar no sólo odia a los periodistas sino que los culpa de que El Bolsón no tenga aeropuerto. En ese punto piensa muy pero muy parecido al intendente Romera.
Pero Van Ditmar es una persona tenaz. La diputada provincial Magdalena Odarda lo confirma: “Hace dos años recibí un anónimo sobre la construcción de un aeropuerto en la zona de Puerto Lobos, paralelo 42”, al este de la provincia. Sigue Odarda: “El aeropuerto se construyó en aproximadamente tres meses, está sobre el área protegida Puerto Lobos. Tiene dimensiones similares al aeropuerto Bariloche, está a 1.000 metros del Atlántico en una zona de seguridad de fronteras, dado que se encuentra a dos horas de vuelo de las Islas Malvinas. No hay garantías de que existan radares para controlar el movimiento aéreo. La empresa dueña de las tierras y del aeropuerto es Bahía Dorada S.A., cuyo titular es Nicolás Van Ditmar, el administrador de Lewis”, explica.
Aeropuerto ya hay. Pero lejos de Lago Escondido.
Pero Lewis siempre lo quiso cerca. Ya lo dijimos.
En 2005, Joe oficializó su propuesta por medio de una solicitada en la que explicó sus deseos de “construir con sus propios fondos una pista de aterrizaje de 2.100 metros de largo por treinta metros de ancho y un hangar, destinada a aeródromo privado de uso público”.
La ecuación de Lewis era sencilla: en la localidad de Pampa de Ludden –cercana a la zona rural de El Bolsón– el empresario intentó comprar unas 100 hectáreas a un antiguo poblador llamado Cipriano Soria, quien según el magnate británico era su legítimo ocupante desde el año 1948. Pero la reacción de la gente no se hizo esperar. Joe ya era un habitante más que conocido y los Vecinos Autoconvocados de Mallín Ahogado y la Comarca Andina se manifestaron frente a la Municipalidad de El Bolsón en defensa de la tierra y el agua. No querían más sorpresas. La acusación contra Lewis era elocuente. Para sus detractores su intención “comunitaria” no era más que un ardid para adueñarse de más tierras en donde existen nacientes de agua pura y cristalina. La primera reacción de los habitantes contra el aeropuerto fue establecer que el “legítimo ocupante” don Cipriano no podía venderle las hectáreas al multimillonario debido a que la Ley 279 de Tierras Provinciales prohíbe la concentración de tierras y su uso indiscriminado y autoriza a algunos pobladores –como Cipriano– a usarlas para el pastoreo de sus animales.
Aquella iniciativa de Joe contaba con el apoyo del intendente Romera. Pero debía recular. Y lo hizo a su manera. La empresa Hidden Lake S.A. emitió un comunicado: “Decidimos suspender el ofrecimiento hasta tanto la comunidad y sus autoridades lo requieran”.
Sigue esperando.
Y no pierde la fe.
En verdad siempre tuvo fe en los negocios.
Su fortuna inicial surgió de la ampliación de empresas de catering de su familia. Después comenzó con la venta de bienes de lujo hasta dedicarse al comercio de divisas en la década del ’70. En la actualidad es el principal inversor en Tavistock Group, que posee más de 100 empresas tales como el Tottenham Hotspur FC y el SK Slavia Praga. Y es, también, un importante inversor en ENIC Deportes PLC.
Lewis está casado, tiene dos hijos, un montón de propiedades por todo el planeta y una pasión: el golf.
Cada año, en marzo, organiza la Copa Tavistock en su casa de Florida. Los millones de dólares que obtiene por esta competencia de golf los invierte en caridad: impulsa investigaciones en biotecnología y en el desarrollo de drogas contra el cáncer. Filántropo Lewis. Y de carácter bonachón. Al menos a simple vista.
Otro es el temperamento de Romera, un político nacido y criado en El Bolsón que no se deja amedrentar por las cámaras de tevé porteñas ni por el resultado aplastante en su contra de una consulta popular en la que el 76 por ciento de los pobladores de El Bolsón rechazó su iniciativa de trasladar el aeródromo a 30 kilómetros de la ciudad a la “Recta de El Foyel”. Léase, a tan sólo 8 kilómetros de la mansión de Joseph Lewis.
La FM Activa fue una de las voces que sonaron más fuertes contra la mudanza del aeródromo hasta que el fuego consumió sus instalaciones. Los peritajes determinaron que el incendio fue intencional. Qué se denunciaba desde la emisora: el suculento negocio de 250 millones de pesos que dejaría el loteo y la venta de las 63 hectáreas que dejaría disponible el aeropuerto cuando las autoridades municipales pudiesen concretar su traslado.
Bastó que el notero de CQC preguntara sobre este punto para que Romera estallara de ira. Impotente, sólo pudo responder por el diez por ciento de las hectáreas que estaría destinado a la construcción de viviendas.
¿Y el resto del predio?
No hubo respuesta. Romera le saltó al cuello a Gonzalito. Papelón y rating. Y mucho nervio. Tanto que la vocera de Lewis, Dalila Pinacho, se preocupó por aclarar ante Veintitrés que Joe, en esta bravuconada de político violento, no tuvo nada que ver.
“Vincular a Joe Lewis con Romera fue un invento de CQC y de ese tipo de periodismo. A nadie de aquí se le hubiera ocurrido esa nota. Nunca tuvimos que ver con el aeropuerto del que se habla. Hace años se compró una propiedad para construir una pista privada de uso público pero repito, no hay relación entre el traslado del viejo aeródromo y Lago Escondido.”
Pinacho desvió la atención hacia otro dueño de la Patagonia: “Lewis posee sólo doce mil hectáreas y (Luciano) Benetton un millón doscientas mil. Por qué se meten con Joe que tiene la décima parte de lo que tiene Benetton”. Podría haber agregado que Douglas Tompkins cuenta con casi 200 mil y Ted Turner con unas 50 mil. Veintitrés ya lo contó hace tres años, pero siempre es bueno recordarlo.
Sigue Pinacho: “En cuanto a los incidentes de marzo, se trató del reclamo de unas veinte personas que responden a la izquierda y tiene que ver con intereses políticos. En esa ocasión, 250 vecinos salieron a defender la propiedad y según el intendente, él se puso del lado de los vecinos”.Pinacho no se privó de defender a su jefe, poner el foco sobre Benetton, hacer un poco de macartismo sobre los manifestantes y ejercer de vocera hasta del mismísimo Romera.Otra gentileza de Lewis.
Ya lo decían los carteles: “Gracias Joe”.
Joseph “Joe” Lewis vuela y espera. Espera ese día que su jet de 12 plazas lo deje directo, sin escalas ni curiosos, a unos pocos minutos de su finca en Lago Escondido. Pero le falta algo aún para poder lograrlo. Le falta un aeródromo cerca de su Hidden Lake soñado. Lo que no le falta es algún amigo que intente ayudarlo a cumplir con su anhelo.
Oscar Romera es intendente de El Bolsón. Él casi nunca mira al mundo desde arriba. Lo hace a ras del suelo, mira bajito Romera, por la ventana de su despacho municipal, el mismo donde estuvo a nada de trompear al notero/conductor de CQC, Gonzalo Rodríguez, cuando lo entrevistó –o al menos lo intentó– sobre su intención de mudar el aeródromo de El Bolsón, casualmente, unos kilómetros más cerca de Lago Escondido. Romera provocó un escándalo que debería costarle su cargo y un pico de rating. CQC, gracias al inefable Romera, tuvo un pico de audiencia de 28.2. Gonzalito y el intendente desbocado lograron lo que Mario Pergolini nunca pudo, que Caiga Quien Caiga venciera por amplio margen a Marcelo Tinelli y su ShowMatch.
Está nervioso el intendente. Es que Lewis, “un campeón” según Romera, nunca lo defrauda. Y ahora, tanto ruido, tanto patotero suelto por la comarca andina, hicieron que la pregunta surgiera inevitable: ¿quién está detrás del escándalo? ¿Quién estuvo desde hace años interesado en que se construyera un aeropuerto en la misma zona de El Foyel donde Romera intenta mudar el aeródromo? Casualmente, Lewis. El magnate que gusta de mirar el mundo desde arriba, desde la lista de los más ricos del planeta de la revista Forbes que lo ubica en el puesto 369; gusta, Joe, de mirar sus miles de hectáreas –con lago milenario de 60.000 metros cuadrados y un bosque virgen de alerces de 4.000 años incluidos– desde un Bell 222. Un espectáculo natural imponente que invita a disfrutar a un viejo conocido fiel, que sube cada tanto al helicóptero para pasear, para sentir el vértigo del poder real; y el intendente Romera va. Gracias, Joe. Es que Romera es un tipo agradecido. A veces, por demás. Este militante radical de 59 años, que va por su segundo matrimonio y su tercer mandato al frente de la intendencia –asumió en 2003 tras ganarle a José Luis Núñez, delfín del entonces gobernador Pablo Verani–, dejó demostrada su lealtad al amigo Joe cuando en marzo último se paró junto a otros laderos en la entrada de la estancia Hidden Lake para echar a una veintena de manifestantes que marchaban contra la extranjerización de la tierra. Hubo golpes. Fue una movilización por “el libre acceso a las costas”, por el libre acceso al lago, de la que participaron militantes de la Central de Trabajadores Argentinos de Neuquén, del Grupo Moreno, del Proyecto Sur, de la Asamblea Comarcal contra el Saqueo de la Comarca Andina y de Programas de LRA 30 Radio Nacional Bariloche, entre otros. El periodista Santiago Rey fue uno de los testigos de lo que define como una “situación muy violenta”. Su colega Leonardo Jalil, de Radio Nacional Bariloche, también estuvo ahí: “Apenas llegamos comenzaron a agredirnos verbalmente, y después apareció gente con palos, de condición social muy humilde. Estaba todo preparado. El intendente Romera daba las órdenes. Era, junto al administrador de la estancia, el capo de la fuerza de choque que habían preparado”.
Los defensores del magnate se habían instalado en el lugar un par de horas con banderas por demás elocuentes: “Fuera organizaciones que mienten y discriminan”; “No a la discriminación. No a la xenofobia”; “Gracias Lago Escondido por la solidaridad”, y la inolvidable “Gracias Joe”. Las mismas organizaciones convocantes ya habían realizado durante 2008 una movilización similar en la puerta de la Estancia La Primavera, propiedad de Ted Turner, otro magnate que se adueña de una porción de la Patagonia.
Lago Escondido “donó” a la provincia de Río Negro “un cinco por ciento de la propiedad” para la construcción de un camino que le permitiera acceder a los vecinos al lago. En verdad, es un sendero de montaña extremadamente peligroso, sobre el cual el gobierno provincial nunca hizo una mejora, dejándolo prácticamente inestable. El camino principal es privado y custodiado por la empresa Hidden Lake. Sólo se accede con permiso o concertando visitas guiadas que se realizan dos veces por semana.
Una polémica que tiene su historia.
Hasta 1904, las tierras fueron habitadas por aborígenes y luego ocupadas por la familia Montero que se convirtió en propietaria por la Ley de Tierras Fiscales. Muchos años después llegó Lewis, pagó y se quedó con esas hectáreas al pie de la Cordillera de los Andes. Joe construyó una majestuosa mansión de 2.500 metros cuadrados que cuenta con decenas de parcelas parquizadas, hipódromo, cancha de tenis, fútbol y básquet, establo para cien caballos, más de ochenta empelados que viven en cabañas junto a sus familias, gimnasio, conexiones satelitales, turbinas de energía en saltos de agua, vehículos de todo tipo y hasta una casa de muñecas. Romera puede dar fe: la visitó varias veces. El lujo avanzó sobre esas tierras, pero escondieron aún más el Lago Escondido para los pobladores de El Bolsón que no pueden entrar ni salir sin previa autorización de los encargados de seguridad de la empresa.Baqueano. Lewis no está sólo. Desde su arribo al Sur contó con la compañía y el asesoramiento de la familia de Federico Van Ditmar, un operador inmobiliario patagónico que supo seducir a extranjeros cargados de billetes con ganas de comprar una porción de edén. Él le vendió Lago Escondido a Lewis y ubicó a su hijo Nicolás como mano derecha del multimillonario. Y los registros de la Inspección General de Justicia lo confirman: en ellos Nicolás Van Ditmar figura como presidente de Hidden Lake. Van Ditmar es un baqueano influyente, nexo con el poder político local y con las comunidades donde Lewis se ganó la simpatía de algunos vecinos.
La casa del joven Van Ditmar, 43 años, casado, está enfrente de la de su jefe. Es igual de lujosa aunque más chica. El emprendedor Nicolás Van Ditmar no sólo odia a los periodistas sino que los culpa de que El Bolsón no tenga aeropuerto. En ese punto piensa muy pero muy parecido al intendente Romera.
Pero Van Ditmar es una persona tenaz. La diputada provincial Magdalena Odarda lo confirma: “Hace dos años recibí un anónimo sobre la construcción de un aeropuerto en la zona de Puerto Lobos, paralelo 42”, al este de la provincia. Sigue Odarda: “El aeropuerto se construyó en aproximadamente tres meses, está sobre el área protegida Puerto Lobos. Tiene dimensiones similares al aeropuerto Bariloche, está a 1.000 metros del Atlántico en una zona de seguridad de fronteras, dado que se encuentra a dos horas de vuelo de las Islas Malvinas. No hay garantías de que existan radares para controlar el movimiento aéreo. La empresa dueña de las tierras y del aeropuerto es Bahía Dorada S.A., cuyo titular es Nicolás Van Ditmar, el administrador de Lewis”, explica.
Aeropuerto ya hay. Pero lejos de Lago Escondido.
Pero Lewis siempre lo quiso cerca. Ya lo dijimos.
En 2005, Joe oficializó su propuesta por medio de una solicitada en la que explicó sus deseos de “construir con sus propios fondos una pista de aterrizaje de 2.100 metros de largo por treinta metros de ancho y un hangar, destinada a aeródromo privado de uso público”.
La ecuación de Lewis era sencilla: en la localidad de Pampa de Ludden –cercana a la zona rural de El Bolsón– el empresario intentó comprar unas 100 hectáreas a un antiguo poblador llamado Cipriano Soria, quien según el magnate británico era su legítimo ocupante desde el año 1948. Pero la reacción de la gente no se hizo esperar. Joe ya era un habitante más que conocido y los Vecinos Autoconvocados de Mallín Ahogado y la Comarca Andina se manifestaron frente a la Municipalidad de El Bolsón en defensa de la tierra y el agua. No querían más sorpresas. La acusación contra Lewis era elocuente. Para sus detractores su intención “comunitaria” no era más que un ardid para adueñarse de más tierras en donde existen nacientes de agua pura y cristalina. La primera reacción de los habitantes contra el aeropuerto fue establecer que el “legítimo ocupante” don Cipriano no podía venderle las hectáreas al multimillonario debido a que la Ley 279 de Tierras Provinciales prohíbe la concentración de tierras y su uso indiscriminado y autoriza a algunos pobladores –como Cipriano– a usarlas para el pastoreo de sus animales.
Aquella iniciativa de Joe contaba con el apoyo del intendente Romera. Pero debía recular. Y lo hizo a su manera. La empresa Hidden Lake S.A. emitió un comunicado: “Decidimos suspender el ofrecimiento hasta tanto la comunidad y sus autoridades lo requieran”.
Sigue esperando.
Y no pierde la fe.
En verdad siempre tuvo fe en los negocios.
Su fortuna inicial surgió de la ampliación de empresas de catering de su familia. Después comenzó con la venta de bienes de lujo hasta dedicarse al comercio de divisas en la década del ’70. En la actualidad es el principal inversor en Tavistock Group, que posee más de 100 empresas tales como el Tottenham Hotspur FC y el SK Slavia Praga. Y es, también, un importante inversor en ENIC Deportes PLC.
Lewis está casado, tiene dos hijos, un montón de propiedades por todo el planeta y una pasión: el golf.
Cada año, en marzo, organiza la Copa Tavistock en su casa de Florida. Los millones de dólares que obtiene por esta competencia de golf los invierte en caridad: impulsa investigaciones en biotecnología y en el desarrollo de drogas contra el cáncer. Filántropo Lewis. Y de carácter bonachón. Al menos a simple vista.
Otro es el temperamento de Romera, un político nacido y criado en El Bolsón que no se deja amedrentar por las cámaras de tevé porteñas ni por el resultado aplastante en su contra de una consulta popular en la que el 76 por ciento de los pobladores de El Bolsón rechazó su iniciativa de trasladar el aeródromo a 30 kilómetros de la ciudad a la “Recta de El Foyel”. Léase, a tan sólo 8 kilómetros de la mansión de Joseph Lewis.
La FM Activa fue una de las voces que sonaron más fuertes contra la mudanza del aeródromo hasta que el fuego consumió sus instalaciones. Los peritajes determinaron que el incendio fue intencional. Qué se denunciaba desde la emisora: el suculento negocio de 250 millones de pesos que dejaría el loteo y la venta de las 63 hectáreas que dejaría disponible el aeropuerto cuando las autoridades municipales pudiesen concretar su traslado.
Bastó que el notero de CQC preguntara sobre este punto para que Romera estallara de ira. Impotente, sólo pudo responder por el diez por ciento de las hectáreas que estaría destinado a la construcción de viviendas.
¿Y el resto del predio?
No hubo respuesta. Romera le saltó al cuello a Gonzalito. Papelón y rating. Y mucho nervio. Tanto que la vocera de Lewis, Dalila Pinacho, se preocupó por aclarar ante Veintitrés que Joe, en esta bravuconada de político violento, no tuvo nada que ver.
“Vincular a Joe Lewis con Romera fue un invento de CQC y de ese tipo de periodismo. A nadie de aquí se le hubiera ocurrido esa nota. Nunca tuvimos que ver con el aeropuerto del que se habla. Hace años se compró una propiedad para construir una pista privada de uso público pero repito, no hay relación entre el traslado del viejo aeródromo y Lago Escondido.”
Pinacho desvió la atención hacia otro dueño de la Patagonia: “Lewis posee sólo doce mil hectáreas y (Luciano) Benetton un millón doscientas mil. Por qué se meten con Joe que tiene la décima parte de lo que tiene Benetton”. Podría haber agregado que Douglas Tompkins cuenta con casi 200 mil y Ted Turner con unas 50 mil. Veintitrés ya lo contó hace tres años, pero siempre es bueno recordarlo.
Sigue Pinacho: “En cuanto a los incidentes de marzo, se trató del reclamo de unas veinte personas que responden a la izquierda y tiene que ver con intereses políticos. En esa ocasión, 250 vecinos salieron a defender la propiedad y según el intendente, él se puso del lado de los vecinos”.Pinacho no se privó de defender a su jefe, poner el foco sobre Benetton, hacer un poco de macartismo sobre los manifestantes y ejercer de vocera hasta del mismísimo Romera.Otra gentileza de Lewis.
Ya lo decían los carteles: “Gracias Joe”.
FUENTE: REVISTA VEINTITRES Y EL MALVINENSE
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