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jueves, 17 de septiembre de 2009

ABOMINABLE CRIMEN DE UN BEBÉ

Una madre inglesa vio a su hijo prematuro extremo morir en sus brazos sin asistencia médica alguna debido a que nació con 21 semanas y 5 días de gestación, dos días menos que el mínimo contemplado en los lineamientos sanitarios de Inglaterra.

Los médicos del James Paget Hospital de Norfolk ignoraron las súplicas de Sarah Capewell, quien en octubre del año pasado dio a luz a su hijo Jayden con unos cinco meses de gestación.


Los médicos se negaron a asistir al bebé porque le faltaban dos días para cumplir con el requisito establecido en los lineamientos nacionales de la Asociación Británica de Medicina Perinatal, según los cuales debe ofrecerse asistencia solo a los niños que nazcan después de las 22 semanas de gestación.


Capewell declaró al Daily Mail que los médicos que la atendieron en el parto se negaron incluso a mirar al niño, que vivió por casi dos horas sin asistencia médica. El bebé respiraba sin ayuda, tenía fuertes latidos, movía brazos y piernas. Sin embargo, se negaron a trasladarlo a una unidad de cuidados especiales y le dijeron que habrían tratado de salvarlo si nacía dos días después.


“Cuando nació, sacó sus brazos y se impulsó con sus piernas”, recordó Capewell y narró que una obstetriz lo describió como un “pequeño luchador”.


“Yo llamaba a los doctores pero la obstetriz me dijo que no vendrían a ayudarme y tratara de disfrutar del tiempo con mi hijo”, agregó.


Ella arropó a su bebé y le tomó fotos. El niño murió en sus brazos menos de dos horas después de nacer.


Durante el trabajo de parto no le suministraron inyecciones para contener el nacimiento o reforzar los pulmones del bebé, siempre por la misma razón: no tenía 22 semanas de gestación.


Los médicos le pidieron a Capewell, que ya había tenido cinco abortos espontáneos, que tratara este parto como una pérdida y no como un nacimiento. Tras la muerte de su hijo, Capewell sostuvo una fuerte discusión con el hospital por su derecho de recibir certificados de nacimiento y defunción de su hijo, para poder celebrar su funeral.


Dos años antes del nacimiento de Jayden, Amillia Taylor nació en Florida con 21 semanas y seis días de gestación. La niña recibió asistencia médica porque los doctores pensaron que tenía una semana más de edad. La pequeña está por cumplir tres años y se convirtió en la bebé más prematura en sobrevivir.





FUENTE:MANIFIESTO POR LA VIDA


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