Los Santos nos enseñan que la perfección esta al alcance de cualquiera.
Ellos fueron también hombres sencillos, mujeres sencillas, llenos de pasiones, de flaquezas y, con frecuencia, de culpas.
Ellos también se han abandonado, han cedido, han debido pensar que jamas podrían desprenderse del olor a lodo y a pecado que nos acompaña a los hombres.
Pero han sabido sufrir.
Se han levantado después de cada caída, decididos a estar más alerta que antes, mas alerta cuanto mas débiles se sintieran.
La virtud no es revelación repentina, sino una conquista lenta, dura y difícil.
Los Santos han sentido el goce sobrehumano de saberse, al fin, vencedores de su cuerpo y de su pensamiento.
Su lucha nos enseña que la felicidad en la tierra, y más allá de la tierra, esta al alcance de cada cual.
A cada uno de nosotros nos ha sido dada una voluntad para servirnos de ella.
El espíritu, antes que el cuerpo, es el que gana o el que capitula.
Somos, hay que recordarlo, nuestros dueños.Podemos caer en el abismo o evitarlo.
LEÓN DEGRELLE
"ALMAS ARDIENDO"
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