Una esperanza inmensa llena nuestra alma. Los que hemos tenido la dicha y la gracia de beber en el seno de nuestra madre, junto con la leche nutricia, la fe en Dios, teníamos que confluir, como un solo hombre en la solución de los males que tiene la Patria. No es necesario ser sabio, para ver donde esta mal.
Los pueblos como el nuestro jamás apostatan. Quienes los llevan por falsos derroteros son sus dirigentes, los mismos que no tienen empacho en elevar una oración pública a la Eucaristía , mientras en la realidad del gobierno, transigen con todas las componendas, sin que tengan siquiera a su favor, el pretexto de una postura política circunstancial.
Quienes llevan a los pueblos a su derrumbe, a su ocaso, son las fuerzas tenebrosas que dominan su vida espiritual, su vida económica, su vida social. Quienes hacen de pueblos libres, pobres pueblos esclavos, son el liberalismo, el capitalismo y el marxismo.
El liberalismo , porque en la raíz misma en su esencia, no es sino la rebelión del hombre contra su creador.
El capitalismo , porque en su forma más directa, es la confabulación siniestra de los intereses económicos y materiales, sobre los derechos esenciales del hombre; ser libre, con un alma inmortal y un fin sobrenatural.
El marxismo , en fin, en sus múltiples manifestaciones, porque es el odio fomentado con un celo satánico, por quienes tienden, no a la justicia social, al bienestar del pueblo, y al reinado de la Verdad , sino al fin de la sociedad cristiana. Al reinado del Anticristo.
Era, pues, a nosotros, a quienes tocaba, en estas horas, señalar el fondo mismo de los males argentinos. Si muchos han andado a tientas, tanto tiempo, no fue sino porque abjuraron de su deber; si muchos han demorado en plegarse a nuestras filas, es porque les ha faltado el coraje para comenzar desde el principio. Ahora son millares y millares de argentinos los que encontraron la vieja luz que no se extingue. Ahora son millares y millares, los argentinos que han jurado, como aquel otro desengañado de los hombres mortales y pasajeros , “no más servir a Señor que se me pueda morir”.
La Patria no muere, amigos. Todos los que van contra la Patria , son nuestros enemigos. Y todos, si está en nuestras manos, perecerán o pereceremos nosotros.
Esta es la demanda. Esta es la lucha en que estamos empeñados. Y que sólo concluirá con un triunfo y con una derrota. Y yo les aseguro, como si lo estuviera tocando con estas manos, que el triunfo es nuestro, absoluto, total, irrevocablemente nuestro.
ENRIQUE P. OSÉS
Quienes llevan a los pueblos a su derrumbe, a su ocaso, son las fuerzas tenebrosas que dominan su vida espiritual, su vida económica, su vida social. Quienes hacen de pueblos libres, pobres pueblos esclavos, son el liberalismo, el capitalismo y el marxismo.
El liberalismo , porque en la raíz misma en su esencia, no es sino la rebelión del hombre contra su creador.
El capitalismo , porque en su forma más directa, es la confabulación siniestra de los intereses económicos y materiales, sobre los derechos esenciales del hombre; ser libre, con un alma inmortal y un fin sobrenatural.
El marxismo , en fin, en sus múltiples manifestaciones, porque es el odio fomentado con un celo satánico, por quienes tienden, no a la justicia social, al bienestar del pueblo, y al reinado de la Verdad , sino al fin de la sociedad cristiana. Al reinado del Anticristo.
Era, pues, a nosotros, a quienes tocaba, en estas horas, señalar el fondo mismo de los males argentinos. Si muchos han andado a tientas, tanto tiempo, no fue sino porque abjuraron de su deber; si muchos han demorado en plegarse a nuestras filas, es porque les ha faltado el coraje para comenzar desde el principio. Ahora son millares y millares de argentinos los que encontraron la vieja luz que no se extingue. Ahora son millares y millares, los argentinos que han jurado, como aquel otro desengañado de los hombres mortales y pasajeros , “no más servir a Señor que se me pueda morir”.
La Patria no muere, amigos. Todos los que van contra la Patria , son nuestros enemigos. Y todos, si está en nuestras manos, perecerán o pereceremos nosotros.
Esta es la demanda. Esta es la lucha en que estamos empeñados. Y que sólo concluirá con un triunfo y con una derrota. Y yo les aseguro, como si lo estuviera tocando con estas manos, que el triunfo es nuestro, absoluto, total, irrevocablemente nuestro.
ENRIQUE P. OSÉS
¡PRESENTE POR LA PATRIA!
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